La sangre está compuesta por varios componentes diferentes, se pueden distinguir entre ellos células sanguíneas (como glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) y componentes extracelulares como el plasma (que consta de agua, sales y proteínas). Todos estos componentes son diferenciables al microscopio, indicando que no son uniformemente distribuidos, por lo que la sangre no es homogénea. Por otra parte, la sangre es una mezcla y no una sustancia simple o compuesta porque está compuesta por diversas sustancias que mantienen sus propiedades individuales y se pueden separar físicamente.